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¿Reprobada?

9 julio, 2013

Español, Events

Por Gaby Vargas

Pablo –quien cursa quinto de primaria– pidió permiso en su escuela para presentar dos exámenes con antelación, ya que iría con nosotros por cuatro días a la ciudad de Nueva York.

–Gordo, si quieres te ayudo a estudiar –me ofrecí con entusiasmo ante el saboreo de esos días de convivencia con esposo, hijos, yernos y cuatro nietos.

–No gracias Gaby, tú reprobaste quinto de primaria –¡Zaz!, me quedé helada. Escuincle soperutano… Cabe aclarar que si bien me llevo muy bien con todos, entre este nieto y yo hay una relación muy especial. Nos amamos, aunque parecería lo contrario. Me lo dijo porque sabía que de inmediato respingaría –tal como sucedió–lo cual haría que lo persiguiera por toda la sala para torturarlo con cosquillas –lo que también sucedió.

El motivo de ir juntos a la ciudad de Nueva York era acompañarme a recibir un reconocimiento que daba la Fundación Pro Mujer, que en los últimos 20 años ha destinado millones de dólares al apoyo de la mujer en Latinoamérica. El evento era una cena gala organizada para recaudar fondos y dar tres premios, por lo que arreglamos una mesa de familia.

Gaby Vargas, left, and Rosario Pérez.

Gaby Vargas (der.) y Rosario Pérez durante el evento a beneficio de Pro Mujer 2013.

En el transcurso de la ceremonia, ya que los discursos y agradecimientos pasaron, subió al estrado una mujer nicaragüense, a quien Pro Mujer había financiado. Nos contó su testimonio de vida y narró cómo gracias a dicha fundación pudo sacar adelante a su familia y reconocerse a sí misma como valiosa y capaz. Con el apoyo pudo ganar el respeto y reconocimiento de todos los compañeros de puestos en el mercado de su pueblo, que antes la habían menospreciado. Todo esto mientras superaba un cáncer, criaba tres hijos y tenía un marido desaparecido. Nunca antes de esa ocasión se había subido a un avión, y mucho menos había soñado con llegar a Nueva York.

Mis cuatro nietos, hipnotizados, no parpadeaban mientras escuchaban la historia. Se enfrentaban por vez primera a la realidad de la lucha y el dolor humano narrada de viva voz. Se daban cuenta de que las vivencias difíciles se pueden transformar en algo digno de ser contado.

Al término de su conmovedor relato, el maestro de ceremonias nos pidió a todos sacar nuestro teléfono celular para hacer donaciones a través de un número que aparecía en pantalla.

Esa mañana, mi esposo y yo, les habíamos dado a nuestros nietos algo de dinero para que se compraran sus regalos de cumpleaños, que se encontraban próximos.

Para la sorpresa de todos, Toño, el mayor, con 12 años, de inmediato le pidió a su mamá el celular para donar la mitad del dinero que había recibido. Le siguieron los otros dos y, con un poco de renuencia, el cuarto hizo lo mismo.

Ver en la gran pantalla el nombre de Toño, Pablo, Nicolás y Emi, acompañado por “de México” y sus muy módicas cantidades donadas, fue un gran motivo de orgullo para abuelos y papás. Al término del acto, los cuatro me pidieron que los llevara a saludar a la señora boliviana, para darle la mano a su nueva heroína. En sus ojos pude ver que se abría una nueva conciencia hacia la responsabilidad que todos tenemos de ayudar a quien la vida no ha favorecido tanto.

Gaby Vargas and other guests at the 2013 Annual Benefit event.

De izq. a der., Rosario Pérez, María Hinojosa, Gaby Vargas, Bill Rhodes, María Alejandra Rodríguez, Barbara Ricci y Lynne Patterson.

Regresamos caminando al hotel, con un gran sabor de boca y con ese ánimo y bien sentir que da contribuir a la vida de los demás. Los niños no hablaban de otra cosa más que de la heroicidad de esa mujer.

Me dormí con una sonrisa dibujada en el rostro, con la certeza de que nunca olvidarían esa experiencia, y con la esperanza de haber sembrado en Pablo la enseñanza de que, pues…a pesar de haber tronado quinto de primaria, se puede recibir un premio.

México, julio 8 de 2013.