América Latina se encuentra en un momento crucial para el desarrollo de sus ecosistemas emprendedores. La región, caracterizada por ser la líder en emprendimiento femenino, enfrenta retos y oportunidades únicas en el ámbito de la generación de nuevos negocios.
El Reporte GEIAL 2024 es un análisis integral de 25 ecosistemas en ciudades de ocho países, que ofrece una visión tanto de la situación actual como de las tendencias recientes de cambio. Este documento subraya la importancia de tres pilares fundamentales para dinamizar el ecosistema emprendedor: las condiciones para la generación de emprendimientos liderados por mujeres, las empresas de base científico-tecnológica (EBCTs) y las iniciativas corporativas de innovación abierta con startups.
En un contexto global que demanda soluciones inclusivas e innovadoras, América Latina tiene la oportunidad de posicionarse como líder en modelos de emprendimiento sostenibles e integradores. Sin embargo, los hallazgos del reporte destacan que persisten desigualdades significativas que limitan el potencial de muchas personas, especialmente de las mujeres, dentro del ecosistema emprendedor.
Emprendimientos liderados por mujeres: Avances y desafíos
El reporte refleja que ningún ecosistema latinoamericano ha alcanzado condiciones plenamente favorables para el emprendimiento liderado por mujeres. Las ciudades con mejores resultados, como Manizales y Medellín, apenas superan los 50 puntos en una escala de 100. Este puntaje revela que, si bien se han logrado progresos en áreas como el acceso a la educación superior, las barreras estructurales siguen siendo un obstáculo importante.
Las principales dificultades enfrentadas por las mujeres incluyen el acceso limitado a financiamiento y a redes de contacto relevantes. Además, las responsabilidades familiares recaen desproporcionadamente sobre ellas, limitando el tiempo que pueden dedicar a sus negocios. En Quito, por ejemplo, más del 60% de las emprendedoras reportaron que estas cargas dificultan su desarrollo empresarial, mientras que en Montevideo, las emprendedoras tienen un 20% menos de acceso a rondas de financiamiento que sus pares masculinos.
A pesar de estos retos, el ecosistema ha comenzado a incorporar una perspectiva de género en sus organizaciones, políticas públicas y programas de apoyo. Este avance es crucial para fomentar entornos más inclusivos y equitativos, pero aún es necesario expandir estas iniciativas y medir su impacto de manera más sistemática.
Empresas de base científico-tecnológica: Un motor por desarrollar
Las EBCTs representan una gran oportunidad para posicionar a América Latina en el escenario global de la innovación. Sin embargo, el reporte muestra que incluso los ecosistemas mejor posicionados, como Barranquilla y Santiago, no superan los 50 puntos en condiciones favorables para su desarrollo. Las deficiencias en incentivos para investigadores, marcos regulatorios poco adaptados y la falta de financiamiento especializado son los principales obstáculos.
Para las mujeres en este ámbito, las barreras son aún mayores. Su baja representación en carreras STEM y la falta de oportunidades equitativas dentro de las instituciones científicas limitan su participación en este tipo de emprendimientos.
Innovación abierta: Colaboración con potencial
Un hallazgo alentador del informe es el aumento de iniciativas de innovación abierta en ciudades como San Pablo, Manizales y Montevideo. Estas iniciativas buscan conectar startups con grandes corporaciones para desarrollar soluciones más ágiles e innovadoras. Sin embargo, el impacto de estas colaboraciones aún es limitado..
Montevideo destaca como uno de los ecosistemas con mayor potencial en este campo, gracias a su espíritu colaborativo y a la confianza entre actores locales. A pesar de esto, las mujeres siguen siendo minoría en estas iniciativas, lo que subraya la necesidad de programas específicos para promover su participación.
El camino hacia ecosistemas emprendedores más inclusivos y dinámicos requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, empresas, instituciones educativas y la sociedad civil. La adopción de políticas públicas con perspectiva de género, la promoción de programas específicos para mujeres emprendedoras y el fortalecimiento de alianzas entre academia e industria serán clave para transformar los retos en oportunidades.