La película de Barbie, un éxito de taquilla en 2023, ha subrayado las desigualdades de género, parodiando el liderazgo masculino en Mattel con un directorio exclusivamente dirigido por hombres. Sin embargo, no se trata solamente de una representación cinematográfica, sino que refleja la realidad en muchas organizaciones en nuestra región.
La evidencia es concreta: actualmente las mujeres participan un 22% menos que los hombres en el mercado laboral y solo el 15% de las empresas de la región están lideradas por una mujer. Por ello, es indispensable preguntarse ¿Qué oportunidades existen para que más mujeres alcancen puestos de decisión? ¿Qué prácticas innovadoras pueden impulsar la paridad de género dentro de las organizaciones?
Para dar respuesta a estas interrogantes reunimos en un panel a lideresas como Silvia Tenazinha, Directora general de Salesforce; Isela Costantini, CEO & Board Member en Grupo Financiero GST; Wanda Weigert, Executive Director en Globant y Liza Guzmán, Miembro Junta Directiva de BancoSol, quienes acompañaron a Carmen Correa, CEO de Pro Mujer, y alzaron su voz en pos de las mujeres y sus derechos.
“En América Latina, sólo el 15% de las empresas tiene una mujer en una posición de liderazgo, y únicamente el 4% de los cargos CEO están ocupados por mujeres. Nos está faltando mucho. Tenemos todavía un largo camino por recorrer”. De esta manera comenzó Carmen Correa su intervención.
Esta brecha y bloqueo de aspiraciones profesionales podría estar asociada a normativas diferenciadas por género, prejuicios, sesgos o discriminación. Isela Costantini resaltó la conocida metáfora, el “techo de cristal”, haciendo referencia a aquellas barreras invisibles que impiden a las mujeres progresar en su carrera profesional y alcanzar puestos directivos o de mayor responsabilidad.
En congruencia, Silvia Tenazinha hizo mención al “suelo pegajoso”, el cuál refiere a las dificultades que tienen las mujeres, en comparación con los hombres, para abandonar los puestos de trabajo más precarios, con mayor temporalidad y peor remuneración, para ascender en el mercado laboral. “El suelo pegajoso es el que no nos permite decir yo puedo. No hay que autocensurarse, hay que animarse”.
Podríamos pensar que son los roles de género, amparados por las estructuras sociales patriarcales, factores que construyen el techo de cristal y el suelo pegajoso. Esto puede divisarse fácilmente en el cuidado del hogar y la familia, funciones y responsabilidades que, todavía hoy, son atribuidas a las mujeres, lo que lleva a que sean ellas quienes acaben abandonando sus sueños profesionales para poder atender a sus hijos o familiares dependientes.
“Yo creo que el embarazo es un momento bisagra en la vida de una mujer. Entra esa dualidad entre la carrera o ser madre. Esa vocación no se puede dejar de lado por un mandato o por una situación temporal. Debemos tener esa potestad de poder elegir realmente y ser dueñas nuestra agenda”, afirmó Isela.
Las mujeres destinan más de la mitad de su tiempo de trabajo al no remunerado, mientras que en algunos países los hombres no llegan a destinar un tercio (CEPAL), lo que determina no solamente la menor actividad de las mujeres en el mercado de trabajo remunerado, sino la búsqueda de opciones de inserción laboral con condiciones más flexibles.
Años atrás, desde Globant evidenciaron esta necesidad y prepararon el terreno: “Teníamos que ayudar a las mujeres que son madres. A quedarse en casa si lo necesitaban, a flexibilizar, ayudarlas a volver a trabajar. Así fue que se empezó a generar un poco más de conciencia y de inclusión”, explicó Wanda Weigert.
Comprometida con la construcción de un ambiente laboral inclusivo y equitativo, Globant ha promovido el empoderamiento femenino a través de iniciativas como el premio “Women That Build”, que busca reconocer y posicionar a mujeres líderes en la industria, inspirando a otras a seguir sus pasos. Además, cuentan con el programa “She Lead”, el cual brinda a mujeres con alto potencial la oportunidad de ser mentoreadas por directores y directoras de la empresa. Este programa las acompaña en su desarrollo profesional, ofreciéndoles oportunidades y asesorías para su crecimiento.
Para concluir, Carmen Correa preguntó a las panelistas por qué debemos invertir y apostar por las mujeres. “Sin duda, no sólo es moralmente correcto, sino que también hay un negocio, una rentabilidad asociada a esta diversidad que hace a poder incluir a la mujer en todos los aspectos de la vida”, planteó la CEO de Pro Mujer.
Según reportes de McKinsey, las empresas con equipos ejecutivos diversos tienen un 21% más de probabilidades de superar la rentabilidad del resto del mercado. Las mujeres no solo son un talento valioso que las empresas no pueden ignorar, sino que también son las principales consumidoras y tomadoras de decisiones en el mercado actual. En palabras de Silvia Tenazinha, “en Argentina el 80% de las decisiones de compra las hace una mujer (…), y en el 63% de los hogares el mayor ingreso es el de la mujer. Es la jefa de familia”.
“Si dejamos de lado a la mitad de la población, básicamente estamos perdiendo muchísimo valor”, destacó Wanda, promulgando que la diversidad, en su conjunto, es clave para el desarrollo de productos y servicios innovadores que respondan a las necesidades de una sociedad cada vez más diversa y compleja.
A paso firme, las mujeres siguen forjando su camino en roles de liderazgo. Mujeres referentes e inspiradoras como Carmen, Silvia, Isela, Wanda y Liza, continúan demostrando que una mayor presencia de mujeres en puestos directivos se asocia con un mayor rendimiento de los fondos propios, mayor rentabilidad, menor incidencia de fraude y mejor gestión del riesgo, invitando a las organizaciones a adoptar políticas de inclusión y diversidad que nos acerquen al futuro justo y próspero que anhelamos.
