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Más mujeres en STEM para una verdadera equidad de género

Aunque hoy se reconoce la importancia de promover la participación de más mujeres en las disciplinas STEM, este entendimiento es reciente. Paula Szenkman, directora del Programa de Desarrollo Económico de CIPPEC recuerda que hace unos años, si mencionaba el tema en alguno de sus pitch con inversionistas o les preguntaba directamente por qué era importante que hubiera más mujeres en tecnología, recibía a cambio caras de confusión. Nadie se lo había preguntado y, por lo tanto, el dato no existía. 

“Hay que generar la investigación, porque las inversiones pasan por entender dónde vamos a hacer una transformación grande. Eso está hoy y es algo buenísimo”, dice Szenkman, una de las participantes en la charla InspiraTECH – Mujeres que rompen barreras en STEM, en la que también participaron  Paola Sierra, gerente de Alianzas y Relacionamiento de Laboratoria; Melina Masnatta, co-fundadora de ENKI; Nataly Vasquez Alzamora, socia Fundadora de STEM LAB y Ana María Acosta, directora de BeTek by Makaia.

La mala noticia es que, aunque hoy al menos existe registro de estadísticas al respecto, los datos no son alentadores. La participación de las mujeres en estas áreas sigue siendo baja a nivel mundial. Según datos de la UNESCO, sólo el 34% de las personas que investigan en STEM son mujeres, y esta cifra disminuye drásticamente en áreas como la informática, donde la participación femenina es inferior al 12%. 

Estos números reflejan una realidad preocupante que limita no solo las oportunidades de las mujeres, sino también el desarrollo económico y tecnológico de las sociedades. “Hemos hecho una serie de estudios, no sólo para Argentina, sino para Colombia, México, Brasil y Chile, para tratar de traer luz sobre justamente qué es esta brecha”, explicó Szenkman. Algunos de los resultados muestran que en América Latina, las mujeres representan menos del 20% de los trabajadores en sectores tecnológicos; en Argentina, aunque el 60% de los graduados universitarios son mujeres, sólo el 30% se encuentran en sectores STEM, y en informática, esta cifra baja a un 12%. 

Cifras especialmente preocupantes pues revelan que, a pesar del potencial de los sectores STEM para generar empleos de alta calidad y salarios superiores al promedio, las mujeres aún enfrentan numerosos desafíos para integrarse y prosperar en estos campos, manteniéndose en sectores productivos más precarizados.

Las razones detrás de esta baja participación son múltiples y complejas. Los estereotipos de género que asocian las ciencias y tecnologías con los hombres comienzan a influir desde la infancia, limitando las aspiraciones de las niñas. Además, los sesgos en los procesos de reclutamiento y promoción perpetúan la desigualdad. “Hay una tasa de deserción en carreras tecnológicas muy alta de mujeres que dicen, lo intenté, pero eso no es para mí”, explicó Paola Sierra, gerente de Alianzas y Relacionamiento de Laboratoria. 

Las mujeres que logran ingresar a estos sectores a menudo enfrentan ambientes laborales hostiles y falta de apoyo para balancear sus responsabilidades laborales y personales. “Salud mental y tareas del cuidado son grandes obstáculos. La pandemia aumentó estas cargas, haciendo más difícil para las mujeres mantenerse en sus carreras tecnológicas”, añadió la experta.

Y, sin lugar a dudas, la baja participación de mujeres en STEM tiene implicaciones sociales significativas, pues impide que las mujeres contribuyan plenamente al desarrollo de tecnologías que afectan a toda la sociedad. “Estamos hablando de una baja participación en la toma de decisiones en sectores que hoy están moldeando las formas de producir a la sociedad, cómo nos interrelacionamos”, enfatizó Ana María directora de BeTek by Makaia, lo que no solo afecta la calidad y diversidad de las soluciones tecnológicas, sino que también perpetúa desigualdades de género en otros ámbitos.

Además, la falta de mujeres en estos campos limita el crecimiento económico. Los sectores STEM son fundamentales para el progreso, pues representa una parte significativa del PIB y exportaciones en muchos países. Sin embargo, sin una mayor inclusión de mujeres, se pierde una valiosa fuerza laboral y se desperdician oportunidades de innovación y crecimiento. “Hoy por hoy, independientemente de la tecnología, existe una brecha laboral importante a nivel mundial, cerrar esa brecha va a ser cada vez más difícil si los sectores que más crecen no incorporan mujeres a tasas más altas, advirtió Szenkman.

Por eso, fortalecer los liderazgos femeninos en tecnología no solo es justo, sino necesario para el progreso económico y social: aportan una perspectiva única y diversa que puede enriquecer el proceso de toma de decisiones y el diseño de productos, y tiene un efecto multiplicador. Las mujeres lideresas sirven de modelos a seguir, inspirando a más mujeres jóvenes a interesarse y permanecer en las áreas STEM. Esto es fundamental para romper el círculo vicioso de baja participación. “Podemos generar no solo nuevos negocios, sino también nuevas formas de liderar estos negocios. Pero para eso necesitamos inversiones inteligentes y muchas mujeres queriendo estar ahí, que ahí no estamos”, subrayó Melina Masnatta, co-fundadora de ENKI.

La diversidad en liderazgo también contribuye a un entorno de trabajo más inclusivo y equitativo. Las mujeres líderes tienden a implementar políticas que benefician a otras mujeres, como programas de mentoría, flexibilidad laboral y entornos de trabajo inclusivos. “Es increíble cómo las mujeres nos podemos desarrollar a un siguiente nivel cuando hacemos parte de una comunidad, cuando entendemos que no estamos solas, que hay mujeres que comparten los mismos desafíos nuestros, que tenemos a dónde ir y ahí le suma el componente del mentoring”, añadió Paola Sierra.

Algunas acciones concretas para aumentar la integración de mujeres en STEM, según Paula Szenkman

  • Implementar políticas integrales: Las iniciativas deben abordar todas las etapas, desde la educación inicial hasta el crecimiento profesional. “Un punto muy importante es tener esa mirada integral, entender que es una secuencia que hay que abordar en todas las instancias”.
  • Recolección y uso de datos: Es fundamental contar con evidencia para diseñar políticas efectivas. “Hoy siguen siendo muy pocos los datos sobre qué funciona y qué no funciona. Las iniciativas son muy recientes y es poco lo que se conoce sobre el impacto y que efectivamente funcione y dé buenos resultados”.
  • Fomentar la colaboración público-privada: “Fortalecer la articulación público-privada y con el sistema educativo” es esencial para crear un ecosistema favorable para las mujeres en STEM.

La evolución en la participación de mujeres en STEM requiere un enfoque multifacético y sostenido. Es vital promover la diversidad desde todos los entornos y asegurar que las políticas y las prácticas sean inclusivas y equitativas. “Que no sea sólo un indicador simbólico, que es lo que normalmente pasa con la brecha de género y es, bueno, necesitamos tener 50% hombres y 50% mujeres en el equipo. No, eso es un indicador de vanidad”, expresó Acosta.

Para lograr una verdadera transformación, es necesario cuestionarse y actuar desde cada ámbito, asegurando que todos y todas puedan contribuir a un futuro tecnológico inclusivo. La inclusión de mujeres en STEM no es solo una cuestión de números, sino una cuestión de justicia y progreso. Como dijo Paola Sierra: “Soñamos con un mundo donde el acceso al conocimiento y a las nuevas tecnologías sea para todos y todas”.

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