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Invertir en las mujeres: Impulsando un ecosistema inclusivo e igualitario

América Latina está impulsada por la fuerza catalizadora de las mujeres emprendedoras: es la región con mayor cantidad de emprendimientos femeninos, con 21.2% iniciados por ellas (GEM). Sin embargo, existen desigualdades sistémicas que se ven reflejadas en la falta de acceso a capital para invertir en sus negocios. 

Según datos del Banco Mundial, 73% de las pymes lideradas por mujeres no tiene acceso a capital a pesar de que representan una oportunidad de $93 mil millones de dólares, lo que lleva, entre otras razones, a que esta también sea la región con la tasa más alta de cierre de emprendimientos femeninos: 6.6%, según el GEM.

En el marco del Foro GLI, llevamos a cabo los paneles “Innovación financiera para la autonomía económica” y “Avanzando hacia la igualdad de género en la inversión” para explorar estrategias que promuevan la autonomía económica de las mujeres desde la innovación financiera y la inversión. 

Ambos contaron con la participación de voces expertas como Lina Ramírez, Directora de Inversiones para LAC de Kiva; Cecilia Delgado, senior investment manager en Incofin; Verónica Gavilanes, gerente general adjunta en BancoSol; Matías Kelly, fundador de Sumatoria y Daniela Konietzko, presidenta de Fundación WWB Colombia; así como Gema Sacristán, Socia Líder de sostenibilidad y cambio climático en Deloitte; Patricia Sáenz, Managing Partner en EWA Capital; Marta Cruz, Co-fundadora y General Partner en NXTP Ventures; Sebastián Welisiejko, Managing Partner en New Ventures; Patricia Vélez, Oficial de Sostenibilidad y Género en Lafise Investment; y Esteban Altschul, Presidente de BancoSol. 

¿Qué se necesita para impulsar el empoderamiento económico de las mujeres?

Ante la realidad de una región en la que 1 de cada 4 mujeres carece de ingresos propios (CEPAL) y tienen 20% menos probabilidad que los hombres de tener una cuenta bancaria (Banco Mundial), la innovación financiera es fundamental para el desarrollo de productos y servicios que impulsen el empoderamiento económico de las mujeres. 

Un ejemplo destacado es Kiva, empresa que ofrece modelos de microcrédito basados en una plataforma de crowdfunding donde más del 80% de los usuarios son mujeres. La plataforma “une a los clientes de los proveedores de servicios financieros con inversionistas sociales que quieren apoyar a esos micro financieros a crear sus negocios y tener una vida mejor”, explicó Lina. Hasta la fecha, su modelo ha atendido a más de 2 billones de personas a nivel mundial, con un especial foco en las emprendedoras. “Nuestros inversionistas han visto que las mujeres tienen una calidad de repago mucho mejor, entonces su capital vuelve”, añadió. 

Pero la innovación y la inversión no son suficientes. Según Cecilia, es vital la intencionalidad al momento de buscar soluciones concretas para cerrar brechas financieras de género y corregir los errores que se cometen a la hora de desarrollar estos productos y servicios financieros. 

En estos 30 años, hemos trabajado en varios proyectos, hemos desarrollado servicios, seguros, productos en los cuales hemos tenido mucho éxito y en otros no”, compartió Cecilia sobre Incofin, y resaltó que otro aspecto crucial es la medición de información para tomar decisiones más acertadas al momento de diseñar productos innovadores: “Y no es solamente la recolección de datos, sino también analizarlos, trabajar junto con nuestros clientes en diferentes indicadores y hacer trazabilidad de dónde estamos y hacia dónde queremos llegar”, concluyó. 

Verónica, a partir de su experiencia en BancoSol, un banco líder en inclusión financiera, hizo énfasis en que el proceso de innovación es evolutivo y se requiere de compromiso para profundizar el impacto. La inclusión financiera no es sólo acceso, sino acceso y uso de servicios financieros y no financieros de calidad

El impacto de BancoSol en Bolivia para impulsar la innovación financiera con enfoque de género cobra mayor relevancia ya que en el país 5 de cada 10 negocios son liderados por mujeres pero sólo el 30% accede a capital, resaltó Verónica. Además, a través de su programa Avanza Mujer, en alianza con el International Finance Corporation (IFC), ofrecen productos y servicios financieros diseñados para mujeres empresarias que promuevan la capacitación alineada con el ciclo de vida de sus negocios y la digitalización. 

Desde Sumatoria, Matías explicó sobre su modelo innovador de blended finance, que combina filantropía e inversión para maximizar el impacto social. Al igual que Pro Mujer, Sumatoria se convirtió en una de las primeras ONG en emitir una obligación negociable de género en Argentina, y hoy ha emitido otras cuatro para impulsar la inversión con impacto social. 

El panel concluyó con una importante realidad: Invertir en las mujeres es un buen negocio, genera rentabilidad financiera, social, y ambiental. Pero, ¿Qué estrategias se están implementando actualmente para que el ecosistema de inversión profundice su rol catalítico a favor de un ecosistema igualitario? 

Inversión para alcanzar la equidad de género

Un ecosistema más justo, inclusivo y equitativo para las mujeres representa también un gran potencial económico. Según Sebastián Welisiejk, si se monetizara el valor del trabajo de cuidados no remunerados, el cual desproporcionadamente recae en las mujeres, sería 16% del Producto Bruto Interno (PBI) en Argentina, convirtiéndose en la mayor industria del país. 

Asimismo, resaltó que la población económicamente activa (PEA) de las mujeres es más baja en comparación a hombres: “¿Quiere decir que no trabajan? No, trabajan un montón, pero en tareas no reconocidas ni remuneradas,” dijo. “La sociedad no desarrolla todo su potencial con esa desigualdad y pierden un montón de dinero al hacerlo”. 

En América Latina, por ejemplo, la tasa de informalidad laboral de las mujeres es del 48% (CEPAL), lo que implica serias limitaciones para su desarrollo económico y social. La informalidad laboral a menudo significa la falta de protección social, como el acceso a seguros de salud, pensiones, y condiciones laborales precarias sin una garantía a sus derechos. Esta precariedad limita su capacidad para acceder a financiamiento formal, afectando la expansión y sostenibilidad de sus negocios.

Los datos demuestran que invertir en las mujeres fortalece la economía en su totalidad. Sin embargo, Esteban de BancoSol destacó tres desafíos que enfrenta el ecosistema de inversión para avanzar hacia la igualdad de género: la falta de datos desagregados por género para diseñar productos y servicios específicos para mujeres; la carencia de títulos de propiedad y empleos formales entre las mujeres, lo que dificulta ofrecer garantías para créditos; y el rezago en educación financiera y tecnológica que afecta su acceso a oportunidades.

Y si el acceso a capital y la inclusión financiera son todavía un reto, ¿cómo podemos hablar de mayor representación de mujeres en el ecosistema de inversión? Para Marta, de NXTP Ventures, “hasta que las mujeres no estén en el lado de la toma de decisiones de inversión, no podremos derribar los sesgos que impiden el acceso equitativo a capital”. Para ella el reto actual del sector de la inversión privada es apoyar a las mujeres emprendedoras, creer en ellas e incentivarlas para que piensen en proyectos en grande. 

Al ser la región con mayor cantidad de emprendimientos femeninos (GEM), es importante promover una visión de género a la hora de levantar capital, como mencionó Patricia de Lafise Investment: “Tener incluido el tema de género en la tesis de inversión es un gran diferenciador. Si aquí hay instituciones financieras que aún no lo hacen, háganlo porque les va a ir mejor en su negocio”.

Para Sebastián, la perspectiva de género en todos los niveles del sistema financiero, “no solo es un imperativo ético sino también una oportunidad económica significativa”. Pero esto solo se puede lograr cuando se pone a las mujeres al frente, “no por una cuestión cosmética, para quedar bien o para pegarle al gender balance management”, sino genuinamente.


La creación de productos y servicios financieros adaptados a las necesidades de las mujeres no solo cierra brechas de género, sino que también genera rentabilidad financiera, social y ambiental. El Foro GLI Latam 2024 ha demostrado que, al fomentar la inclusión financiera y la inversión con enfoque de género, se puede construir un ecosistema de inversión más justo e igualitario. 

La próxima edición del foro continuará abriendo espacios de discusión y promoviendo estrategias innovadoras para avanzar hacia un ecosistema inclusivo que potencie la autonomía económica de las mujeres y les permita alcanzar su máximo potencial.

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