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Latimpacto | Fortalecimiento de las mujeres y los mercados a través de inversiones con lentes de género

Por | Manuela Jiménez, Catalina Herrera y María Carolina Suárez Visbal 
Profesional de investigación y conocimiento, Co-gerente de conocimiento y CEO, respectivamente; Latimpacto.

La brecha de igualdad de género es uno de los tantos indicadores sociales que empeoraron debido a los efectos del COVID-19. Casi cuatro años después del inicio de la pandemia, la igualdad de género ha logrado alcanzar los niveles pre-pandemia, pero el ritmo de avance se ha ralentizado de forma significativa debido a las crisis económicas y el aumento generalizado del costo de vida. Según el Foro Económico Mundial, de 2006 a 2023 sólo se ha logrado una reducción de 4,1 puntos porcentuales en la brecha de igualdad de género en el mundo. Al ritmo actual, se estima que se necesitan alrededor de 131 años para cerrar la brecha y 169 para alcanzar la paridad económica a nivel mundial. En América Latina y el Caribe, se han logrado avances importantes, pero aún falta cerrar la brecha en un 25,7%.

Ante este panorama, se torna indispensable direccionar más recursos y de forma más estratégica, hacia iniciativas, proyectos y empresas que promuevan la equidad de género. De ahí nace el concepto de inversión con lentes de género, un enfoque de inversión que toma en consideración factores de género en todo el proceso de inversión para promover la equidad  y tomar mejores decisiones de inversión. La Encuesta del Panorama de Impacto realizada en 2022 y 2023 por Latimpacto, reveló que 44% de las organizaciones encuestadas que despliegan recursos financieros y no financieros para la generación de impacto en América Latina y el Caribe, trabajan en temas de equidad de género de forma directa. No obstante, cada vez son más las organizaciones que adoptan este enfoque de forma transversal para invertir en diferentes sectores, pues además de ayudar a la disminución de la brecha de género, reconocen los múltiples beneficios económicos de hacerlo.

Este tipo de inversiones promueven la equidad de género de forma directa cuando se colocan recursos en empresas que ofrecen igualdad de oportunidades, salarios justos y políticas de balance laboral-familiar. Fomentar la diversidad de género en los equipos de liderazgo y en las empresas en general, impulsa la construcción de un proceso de toma de decisiones más inclusivo y una gestión más efectiva de los riesgos. La creación y promoción de estas políticas no solo mejoran la calidad de vida de las trabajadoras mujeres, sino que también contribuye al aumento de la productividad, la retención de talento, la resiliencia y el éxito a largo plazo de las empresas y los mercados. Para que se den de manera efectiva estas inversiones, es necesario contar también con un contexto habilitante que promueva la participación de las mujeres en los espacios laborales, especialmente en cargos de toma de decisión.

Por ello, han surgido iniciativas como el Programa de Mujeres en Juntas Directivas de la ANDI, en conjunto con el CESA, el Instituto Colombiano de Gobierno Corporativo, el Banco Mundial – IFC y Aequales. Este programa, iniciado en 2019, tiene como objetivo formar a mujeres que por su trayectoria profesional e intereses personales desean participar en estos espacios de diálogo y toma de decisiones que tradicionalmente han sido ocupados por hombres. La iniciativa nace del reconocimiento de la desigualdad de género en estos escenarios, y al mismo tiempo, de las ventajas medibles de incluir a las mujeres, pues se estima que las empresas que cuentan con representación femenina en sus juntas directivas tienen 25% más de probabilidad de generar una rentabilidad superior a la media.

Asimismo, la inversión con lentes de género también puede estar dirigida a empresas y proyectos que promuevan la inclusión financiera de las mujeres, como microcréditos para emprendedoras y productos financieros diseñados específicamente para sus necesidades. Lo anterior, permite hacerle frente a las dos principales barreras en la inclusión financiera de las mujeres: por un lado, la integración en el mercado laboral caracterizada por la participación en los sectores menos productivos, pocas probabilidades de ascender, bajos salarios e informalidad; y por otro lado, menos oportunidades de acceso a crédito para sus negocios, y por ende, menores tasas de crecimiento y pocas probabilidades de atracción de inversión. Con el objetivo de acabar con este círculo vicioso, aparecen organizaciones como Fundación WWB y ProMujer, pioneras en la inclusión financiera de las mujeres en la región. Hoy en día, además de ofrecer apoyo financiero a mujeres emprendedoras, ambas entidades han complementado su oferta con apoyo no financiero como el desarrollo de habilidades y competencias, a través de un modelo de negocio comprobado, con resultados financieros y sociales medibles y comparables. 

También vale la pena destacar, en esta dirección, a los fondos de inversión de impacto que tienen presente en su tesis de inversión un claro enfoque de género. En América Latina destacan tres de ellos, que hacen parte de Latimpacto, como son Alive, Alphamundi y New Ventures, este último a través del Fondo Empodera 360. Estos fondos no solo invierten en iniciativas lideradas por mujeres o empresas que buscan disminuir la desigualdad de género a través de sus modelos de negocio, sino que aplican los lentes de género en cada etapa de la inversión. En el caso de ALIVE, dicho análisis va desde la originación hasta el acompañamiento post-inversión, incluyendo los estudios de impacto, que tienen rigurosos componentes de género y cambio climático.

Otro tipo de inversiones con lentes de género son aquellas que financian programas de desarrollo de capacidades empresariales dirigidos específicamente a mujeres emprendedoras, proporcionándoles acceso a capacitación, mentoría, redes de apoyo y recursos financieros. Estos proyectos aumentan la participación de las mujeres en el mercado laboral y fomentan la creación y el crecimiento de empresas lideradas por mujeres. Lo anterior, teniendo en cuenta que según el último reporte del Global Entrepreneurship Monitor – GEM, la intención de emprender es mayor en las mujeres que en los hombres: una de cada seis mujeres en todo el mundo afirmó tener la intención de iniciar un negocio en un futuro próximo, en comparación con uno en cada cinco hombres. Sumado a ello, las intenciones empresariales fueron mayores para mujeres en países de ingresos bajos (28,2%) e inferiores en países de ingresos altos (11%), siendo América Latina y el Caribe y Medio Oriente y África las regiones líderes a nivel mundial, con una de cada tres mujeres con intenciones empresariales.

Esta realidad ha impulsado al sector corporativo a involucrarse, reconociendo los retos en materia de equidad de género a los que nos enfrentamos y aprovechando las oportunidades que ofrece el contexto para el mercado. Empresas como Bayer y Cartier han comenzado a impulsar el emprendimiento femenino a través de iniciativas como el Premio al Empoderamiento de las Mujeres de la Fundación Bayer y la Iniciativa de Mujeres Cartier. El primero, premia y capacita anualmente a 15 mujeres de América Latina, África y Medio Oriente, pioneras en salud, nutrición y soluciones climáticamente inteligentes. El premio consta de la participación en un programa de aceleración de 6 meses, un viaje a Berlín para la premiación y EUR 25.000 para escalar el impacto. El segundo, es un programa empresarial internacional que tiene como objetivo impulsar el cambio a través del empoderamiento de mujeres emprendedoras de impacto. Fundado en 2006, el programa se realiza de forma anual y está abierto a empresas fundadas y dirigidas por mujeres de cualquier país y sector que busquen tener un impacto social y/o ambiental sostenible en el tiempo.

La inversión con lentes de género no sólo empodera a las mujeres al apoyar su participación económica y su acceso a recursos y oportunidades, sino que también beneficia a los mercados al promover la inclusión, la equidad y la diversidad, produciendo un crecimiento económico sostenible. Hoy en día, la inversión con enfoque de género ya no se limita a las microfinanzas, sino que incluye vehículos financieros más sofisticados como el capital de riesgo y el capital privado. Sumado a ello, se cuenta con un espectro para el despliegue de capital que va desde la filantropía estratégica, hasta la inversión de impacto y la inversión con criterios ASG. Este espectro, conocido como el “continuo de capital”, permite que los actores coloquen recursos para el impacto bajo diferentes perfiles de riesgo-retorno, considerando sus objetivos financieros y sociales a corto, mediano y largo plazo. 

Lo anterior, demuestra que los lentes de género como estrategia de inversión no se limita a un solo actor ni a un solo sector, o expectativa de retorno financiero, sino que por el contrario, es un un enfoque adaptable y altamente replicable entre organizaciones, industrias y sectores, y es esto lo que precisamente trabajamos y profundizamos en Latimpacto: generar aprendizajes, conexiones y actuaciones colectivas para fortalecer el despliegue de capital hacia el impacto entre distintos proveedores de capital.

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