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Emprende Pro Mujer, transformando las vidas de las mexicanas del sureste

La fuerza emprendedora de las mujeres de América Latina sobrepasa a la de otras regiones. Se estima que cerca del 50 por ciento de los negocios son propiedad de ellas, de acuerdo con el último informe del Banco Mundial. Sin embargo, muchos de estos emprendimientos surgen más por necesidad que por oportunidad, como consecuencia de la dificultad para acceder al mercado laboral formal, que afecta a varias mujeres.

Según este mismo informe, las mujeres tienden a concentrarse en micro y pequeñas empresas y tienen menos probabilidades que los hombres de tener una cuenta bancaria formal, ahorrar en una institución financiera y solicitar préstamos bancarios. En consecuencia, muchas veces el crecimiento de sus emprendimientos se obstaculiza y estos, en vez de transformarse en una fuente de trabajo para la comunidad, se limitan a ser una forma de autoempleo.

En Pro Mujer tenemos como objetivo potenciar a las emprendedoras de América Latina a través de un enfoque holístico, brindando servicios de inclusión financiera, capacitación y salud. Consideramos que, con las herramientas necesarias, las mujeres pueden transformar sus condiciones de vida y convertirse en poderosos agentes de cambio para quienes las rodean.

Por eso, diseñamos una metodología específica de la plataforma de formación emprendedora Emprende Pro Mujer, que incorpora sesiones presenciales y digitales desde un marco interseccional que es sensible frente a los contextos y las necesidades particulares de las mujeres indígenas y rurales del sureste de México.

Para que el programa alcance a este público específico, trabajamos con contenido digital sencillo y ligero que puede ser compartido por Whatsapp. Además, nuestras facilitadoras de campo son mujeres de las comunidades que ofrecen acompañamiento personalizado a cada una de las emprendedoras y el contenido de apoyo está traducido al maya y al tseltal. Contamos con aliados operativos en territorios que nos permiten llegar a comunidades alejadas, en donde no existe oferta de capacitación para el emprendimiento femenino.

Desde el inicio del proyecto en 2022 se graduaron 2,050 mujeres de este modelo. Al comenzar el programa, en el momento de inscripción de las participantes, realizamos una encuesta para identificar sobre qué aspectos trabajar a fin de que logren mejorar la gestión de sus negocios. Lo que el estudio arrojó es que muchas de las emprendedoras carecían de herramientas para el registro de flujos de negocio o estrategias de promoción, comunicación y manejo del ahorro. Solo el 41% de ellas apuntaba sus ventas, mientras que alrededor del 30% llevaba un registro de gastos y un presupuesto mensual para el negocio, todo anotado con papel y lápiz, haciendo poco uso de programas informáticos como Excel u otros formatos específicos. Además, el 80% mezclaba las finanzas del negocio con las personales.

Más de la mitad de las emprendedoras que participaron del programa pertenecen a comunidades indígenas y solo tienen la secundaria completa. Sumado a esto, llevan a cabo sus negocios en situación de informalidad, desde sus hogares, generando ingresos promedio mensuales de $4,412 MXN, una cifra inferior al salario mínimo vigente en 2022 ($5,298 MXN). También deben balancear el tiempo dedicado a la actividad económica con las tareas domésticas.

Al momento de planificar el contenido formativo de Emprende, tuvimos en cuenta las prácticas empresariales que benefician a las emprendedoras, y también pensamos espacios para incentivar el empoderamiento y mejorar la autoimagen que tienen las mujeres de sí mismas. Los módulos incluyeron: Autoestima y Empoderamiento, Prácticas Empresariales, Prácticas Financieras, Usabilidad Básica de Herramientas Digitales, Desempeño Empresarial en términos de ventas, y el control de gastos hormiga.

Al finalizar las capacitaciones, volvimos a encuestar a las participantes con el fin de evaluar su eficacia. Como resultado hallamos que el 84% de las emprendedoras adoptaron al menos 3 de 4 prácticas empresariales fundamentales, como tener un plan de negocio por escrito, presupuesto de gastos, registro de ventas y canales digitales de mercadeo de productos. Además, el 49.6% de ellas aseguran que debido al programa incrementaron su capacidad de ahorro, y el 73% de las participantes se siente empoderada para lograr avances en su negocio.

Estimamos que el beneficio total del programa supone un incremento del 21% en los ingresos totales de las emprendedoras, que, en un periodo de 10 años, representan un impacto económico de más de un millón quinientos mil pesos mexicanos.

Resultados como estos nos motivan a seguir desarrollando más proyectos para impulsar la autonomía financiera de las mujeres mexicanas. En los 33 años de trabajo de Pro Mujer a lo largo de América Latina hemos logrado impactar en 2.5 millones de emprendedoras, brindar más de 10 millones de servicios de salud y desembolsar más de U$D 4.4 millones en microcréditos para mujeres a lo largo del continente.

Nuestra presencia en el Sureste se seguirá fortaleciendo a través de nuevos aliados y proyectos que nos permitirán continuar transformando la vida de las mujeres. Confiamos en que podremos generar un impacto aún mayor para que cada emprendedora logre consolidar su negocio y así constituya una oportunidad de progreso para ellas y para las economías locales.

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