Para revertir las brechas de género que permanecen vigentes en América Latina, es urgente atender el origen de la desigualdad que surge y se refuerza en los hogares a través de una división del trabajo de cuidados que pesa desproporcionadamente sobre las mujeres y les impide participar de manera más equitativa en los distintos sectores económicos. Por ello, en el marco del Foro GLI Latam 2023, reunimos a grandes especialistas en la materia para compartir propuestas y soluciones concretas que subsanen las condiciones que rodean esta labor.
“El trabajo doméstico y de cuidado es el motor invisible que asumimos como dado”, remarcó Carolina Robino, Senior Program Specialist de IDRC, moderadora del encuentro Revolución de Género en la Economía del Cuidado. “Son actividades que aún no están reconocidas y son distribuidas de manera inequitativa, dado que el 90% de las trabajadoras domésticas y de cuidado, son mujeres”. Ellas destinan un promedio de 3.2 veces más tiempo en trabajos de cuidado que los hombres (ILO), lo que provoca una sobrecarga en su jornada laboral y limitaciones a la hora de acceder al mercado productivo, exacerbando las brechas existentes.
Cuando hablamos de trabajo doméstico remunerado, es importante reconocer que es uno de los sectores con las tasas de informalidad y precariedad salarial más altas del mercado. Muchas de las trabajadoras son inmigrantes, indígenas y provenientes de comunidades rurales, particularmente vulnerables a la explotación y violencia.
Alexandra Garzón, Gerente de personas y cultura en Symplifica, hizo hincapié en esta situación y afirmó que la oportunidad de emprender nace al identificar que miles de mujeres se encuentran trabajando de manera informal en los hogares. Hoy en día, Symplifica se encarga de acercar los beneficios de la formalización laboral a todas y todos los trabajadores. “Llevamos 7 años en este recorrido. Hemos formalizado 33.000 personas que trabajan en el ámbito doméstico en Colombia y 1.000 en México, donde abrimos operaciones en 2022. El 65% de las mujeres que están con Symplifica, dicen haber mejorado su calidad de vida”.
Si bien hubo avances en los últimos años, aún queda un largo trecho por recorrer en cuanto a la distribución de tareas maternales y paternales, para incentivar un cambio cultural que transforme la norma social prevalente en torno a las mujeres como las encargadas de cuidar de los hijos e hijas. Para revertir las consecuencias de esta realidad, es esencial y sumamente rentable construir infraestructuras y programas de cuidado infantil, considerando que estos servicios podrían generar casi 300 millones de empleos para 2035 (OIT).
Juan Camilo Potes, director comercial de Aeiotu, una empresa social colombiana que tiene como propósito transformar comunidades mediante el desarrollo del potencial de los niños y las niñas, afirma: “Necesitamos que los niños reciban educación inicial. Son los 1.500 días más importantes de un ser humano”. Aeiotu cuenta con jardines infantiles, centros de consultoría educativa, y una línea de abogacía e incidencia. Trabajan con una red de cuidadoras, profesionalizando la labor de cuidado informal, generando empleo y ofreciendo una oportunidad de ingreso para las personas que se encuentran en la informalidad.
A su vez, Aeiotu implementa proyectos de alto impacto para la población migrante y rural, sector en el que Tierra Grata pone el foco desde 2016. La organización se encarga de brindar y garantizar el acceso a servicios básicos a comunidades rurales en Colombia, quienes enfrentan una realidad drástica: “El 4% no tiene acceso a energía, el 14% no puede tomar un vaso de agua potable, y el 30% no puede ir a un baño de forma digna”, asegura Bene Asprilla Mosquera, Coordinadora de Gestión Social. El papel de Tierra Grata es fundamental para aliviar la carga de trabajo no remunerado, mejorar la calidad de vida de las mujeres y empoderarlas permitiéndoles dedicar más tiempo y recursos a otras actividades productivas.
Otro caso de éxito es la Asociación Unidas Para Vivir Mejor (Upavim), representada por Ángela Mercedes Bailon, quien relató la historia de un equipo que trabaja desde hace más de 30 años para apoyar a otras mujeres guatemaltecas. Hoy cuentan con un centro infantil de cuidado, escuela primaria y preprimaria, además de un programa de artesanías que se exporta para ayudar con el mantenimiento de la escuela.
“La inversión de impacto debe atacar barreras sistémicas como las que estamos hablando”, afirmó Carolina Robino. Con el objetivo de dirigir la inversión hacia empresas que ofrecen soluciones en cuidados y trabajo doméstico, IDRC lanzó una iniciativa de investigación y acción, Transformando la economía del cuidado a través de la inversión de impacto, que está generando conocimientos y evidencias sobre estas organizaciones.
Como parte del proyecto, el equipo de Core Women coordinó investigaciones a lo largo de todo América Latina, y destacó 180 organizaciones que están generando soluciones para estos desafíos. “Identificamos empresas increíbles, algunas que han recibido inversión y otras que están listas para recibir. Muchas están aquí presentes”, comenta Susana Martinez, Co-fundadora y CEO. En su intervención, resaltó soluciones y políticas de cuidado que las empresas están implementando, a través de políticas internas, en sus cadenas de valor, en las comunidades, y derribando patrones culturales mediante sus estrategias de marketing y comunicación. El sector privado tiene un rol clave complementando las iniciativas del sector público, necesario ante una situación con cifras apremiantes: “En el 2050 vamos a tener 191 millones de personas con más de 60 años en la región, por ende, cada vez vamos a necesitar más servicios de cuidado”.
Pro Mujer y Alterna, conforman otra parte estratégica de la iniciativa de IDRC. En alianza con destacadas instituciones del ecosistema, han construido sus propias herramientas de análisis, para comprender los retos del sector, y así ofrecer soluciones concretas y efectivas. María Liliana Mor, Directora de Alianzas y Desarrollo de Pro Mujer, junto a Julia Daley, Directora MELI, Alterna, platicaron sobre el arduo trabajo analítico realizado meses atrás en Centroamérica.
Las organizaciones recopilaron información y realizaron 70 entrevistas con actores clave, con el objetivo de identificar el ecosistema de cuidados en el panorama de cada país participante, destacando empresas y cooperativas involucradas, así como actores, líderes y gobiernos locales con importante incidencia. Adicionalmente, se llevaron a cabo capacitaciones a través de foros, mesas de discusión y talleres prácticos.
Para asegurar la continuidad de sus iniciativas en materia de cuidados, Pro Mujer iniciará un nuevo proyecto en Bolivia, país en el que opera hace más de 33 años, que busca reconocer y promover prácticas empresariales que incentiven el cuidado y su implementación en empresas de Cochabamba, El Alto, La Paz y Santa Cruz.
Cuidar es un trabajo fundamental para el desarrollo de las personas y el funcionamiento de la economía. Invertir el 2% del PIB en el sector público de cuidado puede crear millones de empleos, reducir la brecha salarial, fomentar la igualdad y contribuir al crecimiento económico inclusivo (ITUC). A través de la cooperación estratégica, es posible hacerle frente a este profundo panorama de desigualdad.