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Emprendimientos sin Nacionalidad: Migración y Oportunidades en el Ecosistema de Inversión de Impacto

La región de América Latina experimenta una feminización de la movilidad humana y se  estima que el número de mujeres que han dejado sus países por diferentes motivos se duplicó entre 1960 y 2015, casi igualando el porcentaje de hombres desplazados (ACNUR). Y en Colombia, país sede de la cuarta edición del Foro GLI Latam, residen alrededor de 3 millones de personas migrantes, de las cuales, cuenta Felipe Orjuela, un 80% planea establecerse a largo plazo en el país.

La intersección entre migración, enfoque de género y emprendimiento es un tema clave para Pro Mujer, el cuál ha reforzado durante los últimos meses, desde la construcción de un módulo de Emprende Pro Mujer, su plataforma de formación emprendedora, especialemtente diseñado para emprendedoras en condición migratoria.

Con el objetivo de explorar rutas de acción claras para abordar este fenoméno, Pro Mujer llevó a cabo el panel “Emprendimientos sin Nacionalidad: Migración y Oportunidades en el Ecosistema de Inversión de Impacto”, presidido por Felipe Orjuela, especialista en Inclusión Económica en USAID Colombia; en compañía de Carmen Correa, CEO de Pro Mujer; Santiago Alvarez, Cofundador y Managing Partner de ALIVE Ventures; Anabella Laya, CEO de Acreditta; y Masayo García; Directora de Government Engagement en Mastercard.

Para aterrizar la discusión al ecosistema financiero, Felipe arrancó destacando que alrededor del 73% de los emprendimientos liderados por mujeres no tienen acceso al financiamiento. “En una región con un número de migrantes tan elevado, y donde las mujeres destacan por su interés emprendedor, es sumamente importante reflexionar sobre las oportunidades que perdemos en esta brecha de financiación”, mencionó.

Entre las barreras a las que se enfrentan las emprendedoras migrantes que fueron destacadas por las y los panelistas, se encuentran las limitantes que tienen las mujeres para tejer y construir redes de apoyo, los obstáculos del mundo regulatorio y los sesgos inconscientes de género que siguen penetrando en el ecosistema financiero, en materia de acceso a capital.

Sobre estos retos, dio cuenta en primera persona Anabelle Laya, migrante venezolana en el sector STEM, quien se reconoce como parte de múltiples minorías al ser mujer, migrante y emprendedora en el sector de la tecnología, dominado por hombres en una proporción de tres a uno. “Al migrar, nos toca crear redes de contacto desde cero. Y esto es igualmente complejo como es importante, ya que en estos contactos podemos encontrar nuevos aliados y oportunidades que nos den fuerza para enfrentar el resto de los retos, como sería por ejemplo, la alfabetización con la regulación del territorio, o las oportunidades de financiamiento disponibles.”

Por su parte,  Carmen Correa y Masayo García compartieron su experiencia en el desarrollo de estrategias financieras innovadoras y socialmente responsables para reducir la brecha de financiamiento que segrega al sector femenino del emprendimiento.

Masayo García hizo un llamado a reconocer los sesgos de género, a nivel individual entre las y los actores del sistema crediticio, como en las mismas herramientas del área. “Tenemos entidades e instituciones financieras, ángeles, inversionistas, venture capital. Pero, desafortunadamente, estos actores continúan cargando un importante sesgo de género”.

Además, puso en evidencia que las mujeres continúan subrepresentadas en el sector de las inversiones, lo cuál favorece la persistencia de las brechas y sesgos de género al momento de diseñar productos o dirigir capital. “Cuando se analiza a nivel global cuál es la participación de las mujeres como decisoras de inversión en venture capital, el número está por debajo del 10%. Esto, hoy en día, es inaceptable. Hay que asegurarnos de que las mujeres participen en todas las áreas y niveles, desde la creación de las herramientas de medición hasta la asignación de fondos y la creación de los productos.”

Por su parte, Carmen Correa, CEO de Pro Mujer,  destacó la importancia de aproximarse al fenómeno migratorio desde un enfoque holístico e integral que se rija bajo lógicas interseccionales para atender las múltiples violencias y desigualdades que interfieren en el pleno desarrollo de las emprendedoras migrantes. “Debemos tener muy presente como el resto de las características demográficas impacta el acceso al financiamiento de las mujeres. ¿Cuáles son los retos específicos de las mujeres migrantes, las mujeres rurales, las mujeres indígenas? Necesitamos crear soluciones específicas desde cada una de estas realidades, y acompañarlas con un enfoque integral, que asegure el desarrollo y el bienestar de cada mujer en todas las áreas de su vida.”

Por otro lado, Santiago Álvarez, Cofundador y Managing Partner de ALIVE Ventures, enfatizó en la importancia de integrar el lente de diversidad en todos los ámbitos de las operaciones empresariales, especialmente a lo largo de la cadena productiva y en los espacios de toma de decisión. “Es crucial contar con mayor representación femenina en órganos de toma de decisión, lo cual no solo es un beneficio de cuotas o de oportunidades, sino que sin duda es un impacto importante, ya que son las mujeres quienes suelen invertir mujeres. Pero, pensando en los beneficios puntuales para las empresas, contar con perfiles diversos nos ayuda a identificar riesgos y oportunidades nuevas, que no habríamos identificado de otra forma.”

Por último, las y los panelistas llamaron a involucrar los lentes de diversidad, género, e inclusión en todas las áreas de sus operaciones. Carmen Correa cerró el panel invitando a mirar la inversión como algo más allá del nicho, y a procurar siempre los lentes de género como ejes rectores en la toma de decisiones.

“Requerimos más productos de inclusión financiera, más plataformas, más casos, y mayor cooperación entre organizaciones. Y claro, requerimos hacer los análisis adecuados al momento de invertir, siempre conscientes de los sesgos que cargamos.”

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