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Salud integral para todas: acceso, innovación y bienestar con enfoque de género

Hablar de salud con enfoque de género hoy es más urgente que nunca. En un mundo que atraviesa crisis múltiples, desde pandemias hasta desigualdades persistentes, garantizar el acceso universal, asequible y digno a la salud para las mujeres y niñas no es solo un tema social: es una necesidad económica y un derecho humano fundamental.

Como señala Alanna Armitage, Representante para el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en México, “falta que dejemos de ver el núcleo del poder de una mujer —su salud y su autonomía corporal— solo como un tema social, y empecemos a tratarlo como infraestructura económica crítica.” Porque cuando una niña o una mujer no logra la agencia sobre su bienestar individual, acota sus posibilidades para incidir en su educación, sus finanzas o su carrera

La autonomía corporal es el “capital original” del que se desprende todo lo demás, y el costo de ignorar esto es alto. “En México, por ejemplo, el embarazo adolescente representa un impacto económico anual de 76 mil millones de pesos”, menciona Alanna y remarca como la inacción, además de injusta, es costosa.

A pesar de ciertos avances globales, según últimos reportes de ONU Mujeres las brechas siguen siendo significativas:

  • Aunque la proporción de mujeres que reciben alguna prestación social aumentó un 33% entre 2010 y 2023, 2.000 millones de mujeres y niñas aún no tienen derecho a protección social.

  • La cobertura de planificación familiar para jóvenes de 15 a 24 años ha crecido más rápido que nunca, pero solo dos tercios de sus necesidades están satisfechas, lo que las deja en desventaja frente a otros grupos etarios.

  • La mortalidad materna es otro indicador crítico: desde 2015, las cifras prácticamente no han variado. En 2020 se registraron 223 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, apenas por debajo de las 227 de 2015. Esta estabilización es una alerta silenciosa.

Ante este contexto, la tecnología aplicada a la salud (HealthTech) ha emergido como una herramienta poderosa para cerrar brechas históricas, además de abordar múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):

  • El ODS 3, al mejorar el acceso a salud de calidad.
  • El ODS 5, al empoderar a las mujeres en su salud sexual y reproductiva.
  • El ODS 10, al reducir desigualdades territoriales en el acceso a servicios.
  • Y el ODS 17, porque nada de esto ocurre sin alianzas entre startups, gobiernos, clínicas y organizaciones.

El foro contó con la participación de organizaciones pioneras que expusieron su trabajo, sin dudas vital para la promoción de la salud femenina:

  • Marcela del Aguila, Directora Global de Salud, contó como desde la organización con más de 35 años de trayectoria se trabaja en herramientas como chatbots y plataformas digitales que facilitan el acceso a información y servicios médicos esenciales, especialmente en zonas rurales. Como bien afirma: “HealthTech no es una moda. Se trata de poner la tecnología al servicio de la vida.”

 

  • Plenna, liderada por Lorena Hostos, crea espacios seguros para la salud integral de las mujeres, rompiendo estigmas y conectando vía tecnología.

  • Mamotest, con Matías Loyato al frente, trabaja en la detección temprana del cáncer de mama, enfermedad que afecta a 460 mil mujeres al año en América Latina. Como subraya: “Una mujer diagnosticada a tiempo tiene hasta un 98% de probabilidades de sobrevida. Pero en la región, la mayoría se detecta en etapas tardías.”  Por eso, acercar tecnología accesible, centros cercanos y educación clara es vital.

  • Clínicas del Azúcar, lideradas por Javier Lozano, proveen atención integral a personas con diabetes, una de las principales causas de muerte en la región.

  • Medikit, con Bruno Valera, desarrolla la primera red privada de interoperabilidad de recetas electrónicas en México, permitiendo que los sistemas de salud se conecten entre sí. 

Bruno resume con claridad: “Hablar de salud es hablar de economía. Para muchas personas, una receta representa un día entero de salario. Y si esa persona es mujer, hay que sumarle la brecha salarial, las enfermedades más frecuentes y su rol como cuidadora principal. El impacto es inmenso.”

Tener servicios disponibles no siempre es suficiente. La educación, la información y el acompañamiento emocional son clave para que las mujeres accedan a ellos sin miedo. Como concluye Marcela: “La verdadera disrupción es que hoy haya mujeres hablando abiertamente de su sexualidad, pacientes con diabetes que ya no tengan que esperar meses por una consulta, o mujeres rurales que reciben un diagnóstico a tiempo. Eso es tecnología al servicio de la vida.”

Invertir en la salud de las mujeres no es un gasto, es una apuesta inteligente para el desarrollo social, económico y humano. Dejar de preguntarnos cuánto cuesta garantizar sus derechos y empezar a calcular el inmenso retorno de hacerlo bien es el verdadero cambio de paradigma.

Porque, como bien lo dijeron en esta jornada, nadie puede liderar su vida si no puede liderar su cuerpo. Y garantizar el derecho a la salud con enfoque de género es el primer paso para que todas las mujeres vivan —y lideren— con plenitud.