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Financiando el cambio: inversión, inclusión y liderazgo femenino en América Latina

Según el Foro Económico Mundial, aún faltan más de 120 años para alcanzar la igualdad de género a nivel global. Hoy, contamos con suficiente evidencia para afirmar que esta brecha no es solo el reflejo de una norma cultural dominante, sino también la consecuencia directa de décadas sin inversión con propósito. La desigualdad persiste no por falta de talento ni de potencial, sino por la escasez histórica de recursos dirigidos al cambio.

Invertir con enfoque de género no es un gesto simbólico, es una decisión estratégica y urgente. Implica romper con la mirada asistencialista y reconocer a las mujeres como protagonistas económicas: generadoras de valor, impulsoras de innovación y piezas clave para acelerar el desarrollo sostenible en toda la región.

En el Foro GLI LATAM 2025, líderes del sector financiero, público y social coincidieron en una verdad clave: la igualdad no avanza sin inversión. “El capital, cuando se canaliza con intención, puede ser un poderoso impulsor de igualdad”, resumió Mark Garay, miembro de la Junta Directiva de Pro Mujer.

Retos actuales: entres sesgos, exclusión y estructuras desiguales

A pesar de que en los últimos años la participación de las mujeres en el ecosistema productivo ha crecido de manera significativa, las barreras para acceder a capital siguen siendo profundas y persistentes. Desde los sesgos culturales que afectan la percepción de riesgo, hasta la falta de productos financieros diseñados para perfiles diversos, el sistema aún responde a una lógica que históricamente ha excluido a las mujeres como sujetas de inversión.

Carolina Lobo Guerrero, CFO de Viwala, sostiene que a muchas mujeres se les exige más para acceder a financiamiento: deben demostrar no solo la viabilidad de su modelo de negocio, sino también su capacidad de generar impacto social para ser consideradas financiables. 

En la misma línea, Georgina Vázquez, de Total Impact Capital, advierte que persisten prejuicios profundamente arraigados en la evaluación de proyectos, pues asegura que en muchos casos, se sigue percibiendo a las emprendedoras como dependientes de su entorno familiar o se subestima la seriedad de sus negocios, considerándolos poco más que un hobby.

Estas percepciones no sólo son injustas: son falsas. Como recuerda Denise Macías, de BancoSol: “Las mujeres son buenas pagadoras, tienen baja morosidad y son leales”. Y Carolina Lobo, CFO de Viwala lo refuerza: “Una mujer es 90 % más probable que pague su deuda que un hombre”. 

Además de los sesgos, existen barreras estructurales en el diseño mismo del sistema financiero. Muchos productos actuales están orientados a grandes capitales o perfiles institucionales, lo que deja fuera a quienes más podrían beneficiarse. Esta lógica, como advierte Jacqueline Ovens de Equality Fund, limita la escalabilidad y el acceso real a financiamiento.

Herlyn Hurtado, de Alpha Impact 8 Ventures, lo sintetizó con claridad: “Nos grabaron la idea de que las inversiones son solo para grandes capitales y personas sofisticadas”

Pero la transformación que se necesita va más allá del rediseño de productos: implica un cambio profundo en cómo se concibe el capital y a quién se destina.

Ruta para accionar: de la voluntad a la transformación estructural

Invertir en mujeres no es filantropía: es una estrategia inteligente. Para lograrlo, es urgente una transformación que inicie desde adentro. Eso implica conformar equipos diversos, revisar estructuras organizacionales y adoptar indicadores claros para reducir brechas.

Ana Raptis, fundadora de Amplifica Capital, lo resume con claridad: “Desde Amplifica Capital apostamos a invertir en empresas donde las mujeres también sean dueñas. Eso no solo genera mejores resultados financieros, también mayor impacto social. Necesitamos más mujeres como socias, como tomadoras de decisiones, como asset managers. Solo así lograremos una economía más próspera para todos y todas.”

Daniela Konietzko, presidenta de la Fundación WWB Colombia, plantea una transformación profunda: “No se trata solo de capital financiero, sino de cambiar la manera en que culturalmente se percibe el capital. Que deje de verse como filantropía y se entienda como oportunidad inteligente de mercado.”

En la misma línea, Ana Raptis, destacó que invertir en mujeres no es solo una apuesta ética, sino una forma efectiva de generar riqueza. El desafío está en dejar de verlas como beneficiarias y reconocerlas como generadoras de valor.

Desde el sector público y regulatorio, se necesita liderazgo, regulación y compromiso institucional. “La inversión con enfoque de género no es solo una opción ética, es una gran oportunidad de negocio”, aseguró Gemma Sacristán.

Adolfo Díaz Valdés, CFO de Pro Mujer, subrayó que la igualdad de género no es solo una cuestión de justicia, sino un pilar estratégico para construir un sistema financiero más fuerte, más inclusivo y alineado con el desarrollo sostenible

En esa misma línea, Galia Borja, subgobernadora del Banco de México, hizo un llamado claro a pasar de la intención a la acción: “Se necesita liderazgo, regulación y compromiso institucional. Porque solo con decisión colectiva podremos financiar el cambio estructural que la región necesita.”

Buenas prácticas: cuando el capital se dirige con propósito

Aunque los desafíos son evidentes, también lo son las soluciones. En distintos países de América Latina, instituciones financieras, fondos de inversión y organizaciones sociales ya están impulsando cambios concretos que demuestran que cuando el capital se canaliza con intención, no solo se cierran brechas, también se genera valor económico, impacto social y transformación estructural.

Desde el diseño de productos innovadores hasta el fortalecimiento de liderazgos femeninos dentro de las propias instituciones, estas iniciativas reflejan que invertir en mujeres no es una apuesta a futuro: es una realidad que ya está dando resultados medibles y sostenibles.

  • En Bolivia, BancoSol pasó de tener 0% de mujeres en gerencias nacionales a 38% en cinco años. Hoy, el 42% de su directorio está compuesto por mujeres y se utilizan 24 KPIs para cerrar brechas internas. En 2023, lanzaron el primer bono de género del país por USD 30 millones, beneficiando a 4.500 mujeres emprendedoras.
  • En México, el 80% de los bancos que integran la Asociación de Bancos ya cuentan con políticas activas de igualdad de género, y más del 35% de los cargos directivos están ocupados por mujeres, de acuerdo a Lisette Bravo, líder de la Agenda de Igualdad de Género de dicha asociación.
  • En Colombia, la Fundación WWB ha sido pionera en invertir en fondos de impacto con enfoque de género desde 2013. Hasta hoy han invertido más de USD 5 millones en cuatro fondos, y planean cerrar una quinta inversión este año.
  • A escala global, Equality Fund ha movilizado USD 100 millones en cinco años, apoyando a más de 1.000 organizaciones de mujeres en 100 países.

Estas experiencias demuestran que cuando se invierte con propósito, se genera valor económico y social. Como señaló Adolfo Díaz Valdés: “La igualdad de género es un pilar fundamental para construir un sistema financiero más fuerte y justo”.