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Replanteando perspectivas: el valor de lo artesanal dentro del contexto cultural del arte tradicional

2 mayo, 2023

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El pasado 27 de marzo participé en el evento “La mujer emprendedora en el arte latinoamericano” en MAMAN Fine Art Gallery, un espacio de exposición en Miami, donde artistas y críticas latinoamericanas se reunieron para platicar sobre el poder emancipador que reside en las expresiones creativas y discutir posibles vías de solución a la subrepresentación que enfrentan las mujeres en el mundo de la industria cultural.

A raíz de estas conversaciones, reflexioné en torno a las múltiples violencias que se entrecruzan en la vida de las mujeres que crean arte y en cómo se multiplican las barreras para aquellas que viven con mayores dificultades económicas o discriminaciones por razones étnicas e inmediatamente pensé en las miles de mujeres latinoamericanas dedicadas a la artesanía y a la creación artística que se ven afectadas por la infravaloración cultural y económica de su trabajo. 

Pro Mujer me ha dado la oportunidad de convivir personalmente con estas mujeres, de ver como en su trabajo se refleja su cosmovisión, su cultura y su identidad, pero también he  visto la  complejidad, técnica, y la belleza que producen con sus manos. Y eso me hace preguntarme por qué valoramos de manera diferente las artesanías a comparación del arte. 

Tradicionalmente -y quizá, equivocadamente- asociamos el arte con las representaciones artísticas que se exhiben en galerías y museos, y lo apreciamos por su técnica, su originalidad o su nivel estético. Esta apreciación dota al arte de un valor cultural, social y económico por encima de las artesanías, que desde su origen tuvieron una utilidad práctica en la cotidianidad social. 

Sin embargo, son muchas las piezas artesanales que guardan una técnica y una belleza innegable. Textiles, cerámica, joyería, cestería y una amplió etcétera de objetos construídos por las mujeres latinas, incluso como piezas únicas, carecen de la valoración social y económica que le es dotada al arte.

¿A qué se debe esto?, ¿cuáles son las razones o características que definen que un objeto estético sea clasificado como arte y otro como artesanía? 

Janet Koplos y Bruce Metcalf comentan en su libro Makers: A History of American Studio Craft que “La artesanía es un medio de expresión cultural tan poderoso y digno de atención como la pintura, la escultura o la arquitectura. A menudo, sin embargo, la artesanía se considera una forma de arte inferior y se pasa por alto en favor de formas de arte más convencionales”. Aunque para muchas y muchos especialistas, la distinción entre arte y artesanía no es tan clara, algunos argumentan que la división entre ellas es más una cuestión de percepción cultural que de características intrínsecas.

Es importante remarcar desde un inicio que el arte tradicional y las artesanías son igualmente importantes para la preservación de la cultura e historia de un pueblo o comunidad. Como señala el antropólogo Clifford Geertz, “el arte es una forma de vida y, como tal, es una parte fundamental de la cultura de un pueblo” (El Arte como Sistema Cultural, 1983). Siguiendo esta definición, se puede argumentar que ambas expresiones tienen raíces profundas en la historia y la tradición, son parte integral de la cultura y la identidad de un pueblo y, por lo tanto, deben ser valoradas de la misma manera.

Cuando abrimos el panorama de lo estético, nos damos cuenta de que las artesanías son una manifestación de la creatividad que aportan una riqueza estética y técnica única que reflejan la diversidad y la complejidad de las culturas. Estas requieren  habilidades manuales y técnicas que son comparables a las habilidades que se requieren para crear arte tradicional, por lo que pueden ser consideradas obras de arte en su propio derecho. Me parece indispensable repensar “lo bello” de esta manera. Así, podemos ampliar nuestros horizontes y apreciar la belleza desde ángulos menos arbitrarios y más enriquecedores. 

Históricamente, el arte se ha asociado con la élite y la alta cultura, mientras que la artesanía se ha relacionado con las clases populares y las tradiciones de las culturas locales. Debido a esto, existe una evidente valoración desigual entre las artesanías y el arte tradicional, la cual perjudica a las y los artesanos y pone en riesgo la cultura e historia de un pueblo, lo que hace más importante la tarea de replantear el valor social que cumplen las artesanías como expresión y preservación de la identidad de los pueblos originarios de todo el mundo.

Sin duda la distancia entre el arte y la artesanía es un resultado evidente de las barreras estructurales, prejuicios y estereotipos que existen en nuestra sociedad y que afectan a las comunidades de artesanos y artesanas. 

Un ejemplo claro de esto es el plagio y la apropiación cultural de diseños y bordados que incontables marcas de lujo han cometido. Estas marcas,  al apropiarse de un diseño artesanal para colocarlo en una prenda y luego venderlo exponencialmente más caro en una boutique exclusiva a millones de personas, expone que el problema es la falta de recursos y oportunidades de estas comunidades para que su trabajo pueda ser más valorado y reconocido.

Entonces, ¿por qué un telar de Teotitlán del Valle, Oaxaca, que llevó años de trabajo y dedicación, desde conseguir la lana, lavarla, pigmentarla y convertirla en hilo para luego tejerla, no puede ser considerado como una obra artística de la misma manera en que una pintura que tarda años en ser pensada y pintada por su autor? 

Es cierto que existen ciertas diferencias y es importante conocerlas; pero lo más importante es reconocer que los valores culturales, sociales y estéticos que aportan el arte y las artesanías son idénticos, y que lo que realmente distingue a una de la otra es la percepción cultural que prevalece y que se basa en las barreras estructurales que marcan la distinción entre artistas y la comunidad artesana. Afortunadamente, esta percepción cultural se puede cambiar, y poco a poco ha ido cambiando a través de la revalorización de la cultura y el arte de los pueblos originarios. 

Hoy en día, cada vez existen más espacios, obras y artistas que nos ayudan a explorar y cuestionar estas barreras y prejuicios. Pero sobre todo, que reconocen, rescatan e impulsan las expresiones artísticas como un vehículo de transformación para las mujeres y sus espacios de incidencia. Galerías como MAMAN Fine Art Gallery, están dispuestas a abrir la conversación y a romper el mito de que el valor del trabajo artesanal es inferior al arte, por eso desde mi posición en Pro Mujer, celebro la voluntad y la apertura para abrir la conversación y el mundo del arte para convertirlo en uno más inclusivo.