Volver

Invertir para empoderar(las): Por Gema Sacristán

1 diciembre, 2022

Blog

La inversión con lentes de género tiene múltiples variantes con un mismo objetivo: reducir la brecha de género para liberar un valor femenino ahora atrapado que añadiría más crecimiento, equilibrio y resiliencia a la economía.

Por Gema Sacristán, directora general de Negocio de BID Invest, e Ignez Tristao, representante del Grupo BID en Guatemala.

La inversión con lentes de género es un término de reciente creación. Es un tipo de inversión que, además de buscar rentabilidad financiera como cualquier otra inversión, persigue impulsar la igualdad de género desde el acceso a financiación e inversión. Incluye el apoyo a empresas que promueven el liderazgo de la mujer. Se trata de crear oportunidades donde ellos tienen un 40% más que ellas, según el WEF. En América Latina y Caribe (ALC), la brecha de género económico-empresarial es del 36%, mayor que en Europa (29%) y Norteamérica (23%).

¿Qué se consigue invirtiendo con enfoque de género? Numerosos estudios concluyen que empoderar a las mujeres se traduce en más y mejor crecimiento, en economías más equilibradas y resilientes. McKinsey cifra entre 12 y 28 billones de dólares el valor añadido que aportaría al crecimiento global liberar esa economía femenina ahora atrapada en las brechas de género. Eliminar las barreras tiene más urgencia en países emergentes, donde el avance es más lento –incluso ha retrocedido con la pandemia y donde, además, la mujer aportaría un interesante contrapeso anticíclico al mercado laboral. Dicho de otra manera, apostar por la igualdad de género no es solo hacer lo correcto, sino también es una apuesta inteligente y ganadora que permite crecer, mejorar y avanzar en el desarrollo de la sociedad.

La inversión con enfoque de género puede adoptar tres formas o lentes según el objetivo.

Lente 1: Impulsar propiedad y la gestión femenina

Acceso a financiación
Es justo empezar por los microcréditos y créditos, donde especialmente en la parte micro, ALC ha sido pionera, por su enorme y necesaria contribución a la inclusión financiera de las mujeres. Según el Banco Mundial, solo el 49% de las mujeres en ALC tiene una cuenta bancaria. Apenas el 11% ahorra y un 10% dispone de crédito. A esta necesidad real se unen dos razones de inversión: ellas son mejores pagadoras (morosidad del 7% versus 10% de ellos en 2020) y ahorran más que ellos (85% de ratio préstamos sobre depósitos versus el 140% de ellos).

ProMujer, la Fundación Microfinanzas BBVA y MiBanco son conocidos ejemplos de líderes en microfinanzas. Pero los bancos también han visto una oportunidad de negocio y están desarrollando propuestas de valor que combinan productos financieros como créditos y no financieros, como formación, mentoría y acceso a oportunidades de networking. Impulsa (de Banistmo), Mujeres Emprendedoras (Banco Itaú), GyT Mujer (Banco GyT ContinentalI), Banca Women (Santander Río) y Crece Mujer (BancoEstado de Chile) son algunos ejemplos de estos programas. Nuestra región tiene la mayor representación (22 entidades) en la Alianza Financiera de la Mujer, una asociación global de 85 entidades cuyo objetivo es impulsar la economía de la mujer a través de intermediarios financieros.

En cuanto las mujeres acceden a financiación, rápidamente aflora su vena emprendedora. Se calcula que un tercio de los negocios en todo el mundo es propiedad de una mujer, porcentaje que ALC sube al 50%.

Además de microcréditos y préstamos para mipymes, hay otras fórmulas. Desde plataformas de crowdfunding -como IDEA-ME, KIVA, Broota o Microwd- a las iniciativas Fintech, como las mexicanas Lidh y Jefa y la colombiana Juancho Te Presta.

Inversión en capital
En la región existen fondos que invierten en capital semilla, de riesgo y capital de crecimiento. Por ejemplo, los fondos de capital como Amplifica Capital, NXTP o Viwala de New Ventures. Invertir en ellas es rentable. Boston Consulting Group calcula que, por cada dólar invertido en ellas, se obtiene un retorno de 2,5 dólares.

Además, cuando se logra cerrar el círculo, surgen casos de éxito como las startups fundadas por mujeres que han entrado en el club de los unicornios, como se conoce a ciertas compañías de base tecnológica, crecimiento exponencial y valor superior a los 1.000 millones de dólares. Habi (Colombia), Stori (México), Open Co (Brasil) y Shopper (Brasil) son ejemplos destacados de estos unicornios.

Deuda pública: bonos de género
Uno de los activos más innovadores de los últimos años han sido los bonos de género. Nuestra región es líder global al concentrar el mayor número de emisiones tanto por plaza de emisión como por país del emisor y destaca por haber logrado hitos importantes como el primer bono de género con incentivos del mundo, emitido por Davivienda en 2020. Sin duda un precedente que se espera abra el camino a Sustainability-Linked Bonds (SLB) indexados a objetivos de género, algo inédito hasta ahora.

Lente 2: Alentar las políticas de igualdad de género y el liderazgo femenino

La segunda lente busca promover políticas de igualdad de género y el liderazgo femenino en las plantillas y cuadros de mando de las empresas. Recordemos que, en nuestra región, ellas apenas representan el 10,4% de los puestos del consejo de administración (versus el 19,7% mundial) y son solo el 1,6% de los CEOs (5% mundial), según Deloitte.

Se puede impulsar esta segunda lente desde la primera: está comprobado que los negocios fundados o dirigidos por mujeres tienen mayor sensibilidad hacia las cuestiones de género. Cuando el CEO es mujer, ellas ostentan el 33,5% de los puestos del consejo, muy por encima del 19,4% que resulta cuando el CEO es un hombre, según Deloitte.

También se puede invertir a través de bonos de género enfocados en ese objetivo de ampliar la presencia femenina, algo más frecuente en las emisiones de países desarrollados que en nuestra región. Otra fórmula es invertir vía índices, cotizados y no cotizados, compuestos por compañías que destacan por su compromiso con la mujer. Bloomberg Gender Equality Index es quizá el más conocido a nivel global. Regionales podemos mencionar el lanzado por la bolsa de México Biva. Los argumentos financieros son muy relevantes: las compañías que promueven la diversidad obtienen un 45-55% más de retorno de la inversión, según Mckinsey.

Lente 3: Impulsar productos y servicios que mejoran la vida de la mujer

Todo lo que rodea a la mujer es en sí mismo en una oportunidad de negocio. Los datos hablan por sí solos: las mujeres toman la mayoría (80%) de las decisiones de compra, su riqueza crece a un ritmo anual del 6%-7% y se sitúa entre 80 y 90 billones de dólares, según BCG.

Esto explica la gran cantidad de empresas que están surgiendo para atender necesidades específicas de la mujer, especialmente en el campo de las FemTech: empresas de base tecnológica orientadas a mejorar la salud de las mujeres como es el exitoso caso de la clínica virtual neoyorkina Maven. De nuestra región cabe mencionar casos como la aplicación argentina Lunar, la brasileña Theia y la mexicana Plenna.

Conclusiones

Sin duda, la innovación se ha aliado con las finanzas para impulsar la inversión con lentes de género. El objetivo es claro: derribar los obstáculos que impiden a las mujeres desplegar todo su potencial desde el acceso a financiación, al liderazgo y la creación de empresas y liberar así todo ese valor femenino atrapado del que hablamos al principio.

Es justo destacar aquí el papel impulsor de BID Invest, el brazo del sector privado del Grupo BID, con el liderazgo, apoyo y empuje hacia la igualdad de género. Hemos sido pioneros en el impulso de las microfinanzas de la mano del laboratorio de innovación del Grupo BID (BID Lab). Hemos apoyado a más de 30 bancos a desarrollar programas para llegar al mercado de la mujer y aportado a la innovación financiera, a través de los bonos de género.

Estamos viviendo un auténtico tsunami financiero que, además de ser una oportunidad de inversión, es también una ocasión para cambiar el mundo y, de paso, dar a las mujeres ese papel que les corresponde en el mundo de las finanzas, un área hasta ahora muy pensada y centrada en ellos y en sus necesidades. Para lograr esto, debemos actuar juntos, hombres y mujeres, remando en la misma dirección. Solo así, con la necesaria y justa contribución de ellas y ellos, podremos crear un mundo más igualitario, próspero y resiliente.